viernes, 19 de julio de 2024
Atentado contra Trump, reflexiones de un magnicidio fallido
Ninguna forma de violencia debe ser validada o justificada, los líderes son únicamente la cara visible de un movimiento que habitualmente representa miles de adeptos y, cómo es de esperar, miles de detractores. El evento acontecido apenas unos días atrás da mucho de que pensar y además es imperativo usarlo para reflexión, tanto por lo que pasa en la Unión Americana, como lo que pasa en el resto del planeta.
Estas nuevas formas de liderazgo, así como las nuevas formas de hacer política son simplemente peligrosas. Donald Trump es solamente uno más de una larga lista de políticos que el público los relaciona con “Outsiders”, fuera del campo de las ideologías, en una época en que los nuevos electores no se sienten identificados ni con la lucha de clase, ni con la guerra fría, ni siquiera con la injusticia; cada vez son menos los electores y hay una anestesia generalizada por muchos grupos que están desilusionados con un bando político y con el otro también. Utilizar las redes sociales, comprar “influencers”, contratar agencias con bots en diferentes partes del planeta y que los genios publicitarios nos vendan los políticos, como nos venden restaurantes de comidas rápida o gaseosas; tiene un costo social altísimo, ya que los líderes dejan de preocuparse por los problemas nacionales (o globales como es en el caso de las superpotencias) y la campaña se vuelve un “Reality Show”. Probablemente el problema terminaría ahí, de no ser que la sed de poder supera la responsabilidad propia de estos puestos, con el espurio pretexto de que se debe continuar en el poder el grupo para terminar de hacer los “cambios necesarios” que, para ser sincero, en muchísimas ocasiones no son otra cosa que un intento grotesco de los grupos de gran poder económico de mantener su status quo, lo cual al final es una paradoja, ya que se disfrazan de antisistema pero escuchan a los que manejan el sistema.
Si la información que nos llegan de las noticias es cierta, el francotirador que disparo contra el expresidente Trump tiene varias características interesantes y las condiciones alrededor del atentado deben de llamar poderosamente la atención.
El francotirador era un joven de 20 años, republicano, que trabajaba en un comedor de un hogar de ancianos, de la Pittsburgh, PA. Me gustaría diseccionar este escueto perfil, para entender un poco las motivaciones. Primero es un chico de apenas 20 años, en el que ve un tipo que promete cosas diferentes cuando ya tuvo una oportunidad y que francamente no modificó ni un ápice la problemática estadounidense, que ha sido cuestionado y que ha burlado el sistema electoral estadounidense y las leyes para salirse con la suya, refleja una generación desalentada, que pierde la fe en un sistema corrupto y que les quita oportunidades a los jóvenes. Los electores habitualmente no son los más jóvenes, porque son los que tienen mayor abstencionismo, y cada vez hay menos gente que vaya a las urnas. Además, el tipo de mensaje que se le está dando al elector joven, por RRSS y utilizando algoritmos, tiene el riesgo de radicalizar a las mentes jóvenes, apenas formándose, con el obvio riesgo de aumentar los problemas que ya son comunes en los EE. UU. por todo lado. Los Republicanos han visto un terreno fértil en la polarización para llevar adeptos a sus huestes, sin embargo, el precio al mediano plazo puede ser muy alto, y parece que ya lo estamos pagando.
La ciudad en que vive este joven: Pittsburgh, es una ciudad que ha luchado por varias décadas ya por la caída del apogeo acerero y que está tratando de reinventarse, con algunos buenos resultados, pero que ha generado además un gran grado de desigualdad, lo que genera un gran resentimiento social, que se ve reflejado principalmente en los jóvenes que sienten que sus oportunidades de crecimiento están siendo cercenadas. Hay que tomar en cuenta que el presunto francotirador que fue abatido era un joven que no tenía una beca y esperaba entrar al ejercito para poder seguir estudiando. El arma que utilizó este joven era comprada comercialmente, y suena paradójico que haya sido utilizado contra Trump, ya que él y su partido han sido grandes defensores de la NRA y de que no haya ninguna regulación para la tenencia de las armas de fuego; así que tal vez salga algo bueno de esto.
La polarización, el desprecio a las instituciones, el ataque a la prensa libre, la mentira para justificarse, la falta de hechos; todas estas técnicas están en el libreto del candidato populista; todos estos argumentos se repiten hasta la saciedad en todas las campañas populistas desde Europa, hasta Latinoamérica. De ahí la importancia de que veamos con cuidado lo que pasa en EE. UU., así como en Europa.
Pienso que la suerte está echada y, de no pasar algo extraordinario, Donald Trump será presidente de los EE. UU. de nuevo, impulsado por el efecto de simpatía ante la víctima.
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